Una cata desvela que la iglesia del Carmen custodia la única clave de Pere Compte todavía con la policromía original del siglo XV.

Fuente Las Provincias – Lola Soriano

La iglesia de la Santísima de la Cruz, más conocida como iglesia del Carmen, está buscando sus orígenes. Técnicos en restauración están recuperando el esplendor de la capilla de la Comunión, pero además, estos días han realizado catas en el ábside de la iglesia y, todo parece confirmar, que las claves que unen los nervios conservan intactas, bajo una capa de pintura posterior, la policromía original de 1490 que con toda segudidad atribuyen a Pere Compte.

Esta semana el restaurador que está al frente de los trabajos, Andrés Ballesteros, de la firma Pro Art, ha confirmado con el experto en arquitectura gótica y la obra de Pere Compte, Arturo Zaragozá, que la obra policromada que estaba oculta en las claves es del mismo autor de la Lonja o de su mismo equipo de trabajo. «Las claves tienen la misma forma de campana que la Lonja, lo curioso es que conservan la policromía, cuando en la Lonja o la bóveda del Santo Cáliz de la Catedral no perduró, porque en este último caso se repuso», indica Zaragozá.

Según añade este experto, de confirmarse en un estudio más al detalle cuando haya financiación suficiente, «serían las únicas claves de la obra de este autor que cuentan con la policromía original, salvo las anteriores a Pere Compte de la iglesia del convento de la Trinidad, que no se puede analizar porque quedaron ocultas por un posterior revestimiento barroco que es valioso».

Las primeras catas parecen indicar que se mantiene la pintura original en toda la superficie. «Estas pinturas eran de entre 1490 y 1500 y estaban a la vista hasta 1889, que fue cuando se repintó toda la iglesia, incluido el ábside», añade Andrés Ballesteros.

En este ábside hay nueve claves con escudos heráldicos y dos de mayor tamaño, de un metro de diámetro. «Una representa a la Virgen sedente con el Niño y otra Cristo Salvador en actitud de bendecir», comenta el restaurador.

Oro de 24 kilates

Es precisamente en esta clave donde se han hecho catas «y hemos comprobado que se pintó con oro fino de 24 kilates, en la cara lleva la carnación típica de la época y, además, se dieron capas a modo de veladura con colores semitransparentes para diferenciar la bola del mundo, la capa, la cruz o el manto de la Virgen y el Niño», según Ballesteros.

Además, en cada arranque de las ménsulas hay ocho parejas de ángeles que sostienen escudos nobiliarios «y pensamos que también pueden tener color», añaden.

José Canet, el párroco de la iglesia del Carmen, quiere iniciar una campaña para buscar mecenas que les permitan dar el máximo esplendor al templo y recuperar estas pinturas que Zaragozá atribuye a Pere Compte.

«Para hacer las catas, la empresa Ates nos ha cedido una torre autoestable de 20 metros para que nos cerciorásemos de si había o no policromía debajo de la pintura blanca, pero ahora la iglesia necesita un mecenas o una empresa que financie el proyecto y poder continuar recuperando el color original», añade Ballesteros.